Deje que el invernal viento de diciembre me fuese helando la piel, hasta ponerse de gallina. Se levantó bastante aire en apenas 3 minutos pero yo no me inmuté. Me quedé inmóvil sentada en aquel banco del parque mayor.
Un cuerpo que me resultaba familiar se puso justo a mi lado, le miré a sus grisáceos ojos enigmáticos e hice lo que nunca antes me atreví. Me acurruqué en el hombro de Álex y me dejé envolver entre sus cálidos brazos. Era una sensación hogareña y completamente única.
Levante un poco la vista, él también me miró. Y nos quedamos así, como estatuas, clavándonos la vista fijamente el uno en el otro.
Me fijé en sus labios, levemente curvados con una tonta sonrisa. Yo también sonreí. Los dos suspiramos a la vez y tras soltar el aire cerré los ojos con fuerza. Y le abracé, en ese momento le necesitaba. Fue una larga muestra de cariño. Pero a los dos nos pareció lo mismo: una declaración de amor.
Rompí el abrazo y me adueñé de sus labios. Él también me besó. Me hizo olvidar el mundo. Sólo supe que, como si de un ascensor se tratase, él me elevó al cielo sin importarme el mundo que dejaba a mis pies.
-¿Eres un ángel? - le pregunté tras finalizar nuestro beso.
-Lo único que sé es que tu eres mi diosa.
Comenzó a nevar en la ciudad...
lunes, 26 de septiembre de 2011
Cuando volví a verle...
Lo comprendí todo. Comprendí que era imposible pensar en otra cosa. Que la historia se repetía de nuevo. Que no había escapatoría, porque como los cuatro años que llevaba en el instituto, ocurríría lo mismo que siempre. Él dando vueltas una y otra vez alrededor de mi cabeza... siempre.
Y aprendí la lección tan importante para mí: que por muchos chicos que me gustasen, él era el que poseía mi corazón. Y yo como tonta sigo poniendolo sobre la mesa de juego. Cuando él gana, rompe un trozo, y cuando yo gano lo arreglo con un trocito de celo. Es una lucha constante por la superviviencia. Necesito un respiro.
Pero al fin y al cabo soy joven, tonta e inmadura. Me queda mucha vida por delante, muchas semanas de sufrimiento y unos días para... intentar lograr mi autocontrol. Sobre todo por lo celosa que soy. .
Respiras, respiro.
Ahora me miras, te miro.
Ahora te acercas, me acerco
ahora ya siento como me arrepiento.
Y aprendí la lección tan importante para mí: que por muchos chicos que me gustasen, él era el que poseía mi corazón. Y yo como tonta sigo poniendolo sobre la mesa de juego. Cuando él gana, rompe un trozo, y cuando yo gano lo arreglo con un trocito de celo. Es una lucha constante por la superviviencia. Necesito un respiro.
Pero al fin y al cabo soy joven, tonta e inmadura. Me queda mucha vida por delante, muchas semanas de sufrimiento y unos días para... intentar lograr mi autocontrol. Sobre todo por lo celosa que soy. .
Respiras, respiro.
Ahora me miras, te miro.
Ahora te acercas, me acerco
ahora ya siento como me arrepiento.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)