Lo comprendí todo. Comprendí que era imposible pensar en otra cosa. Que la historia se repetía de nuevo. Que no había escapatoría, porque como los cuatro años que llevaba en el instituto, ocurríría lo mismo que siempre. Él dando vueltas una y otra vez alrededor de mi cabeza... siempre.
Y aprendí la lección tan importante para mí: que por muchos chicos que me gustasen, él era el que poseía mi corazón. Y yo como tonta sigo poniendolo sobre la mesa de juego. Cuando él gana, rompe un trozo, y cuando yo gano lo arreglo con un trocito de celo. Es una lucha constante por la superviviencia. Necesito un respiro.
Pero al fin y al cabo soy joven, tonta e inmadura. Me queda mucha vida por delante, muchas semanas de sufrimiento y unos días para... intentar lograr mi autocontrol. Sobre todo por lo celosa que soy. .
Respiras, respiro.
Ahora me miras, te miro.
Ahora te acercas, me acerco
ahora ya siento como me arrepiento.
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